Lecciones vitales sobre el matrimonio (no lo hagan)
Pequeños Crímenes Conyugales
Matrimonio infernal, ovacionado
El escritor de novelas policiales Alejandro Estrada (Manuel Calisto) regresa a su casa tras quince días de estar en el hospital, luego de un accidente que le causó amnesia. Su devota esposa Lisa (Cristina Rodas) trata de fabricarle un nuevo pasado a la medida de sus necesidades conyugales. Ese es el centro de la trama de Pequeños crímenes conyugales, la obra teatral que Cristina Rodas y Manuel Calisto pusieron en escena ante las carcajadas primero y las miradas atónitas después, de un público afectuoso. En un set cálido adornado apenas por un librero, un sofá y el escritorio de trabajo del temático Alejandro suceden las conversaciones de la pareja, que en quince años de convivencia se nota, pese a la amnesia de él, que han cubierto todos los posibles vicios y tragedias de la vida marital.
La obra inicia con un buen número de escenas cómicas, el público ríe y entre las parejas se nota que se cruzan miradas cómplices como diciendo: “Si ves igualito a vos”. Sin embargo, al poco tiempo la comedia quedó atrás, así también los diálogos demasiado veloces entre ambos. Poco a poco la pareja de actores se acopló mejor y le dio un giro dramático a sus conversaciones, que a la vez dejaron de serlo para convertirse en graves acusaciones: mentiras, infidelidad, violencia, falta de intimidad, intento de asesinato, todo en función de acabar con el matrimonio o salvarlo. La obra terminó con la idea de la relación odio-amor flotando en el ambiente del teatro silencioso.
La puesta en escena, tanto como los matrimonios –ya sabrán de eso los casados- no es necesariamente memorable. Se sostiene bien y basta para entretener ( como el matrimonio también). Toca los temas que a la gente le encanta ver retratados. Existe una relación bastante típica entre el mal de amores y la necesidad de que alguien se burle de él. Hay cientos de programas de televisión que lo hacen y tienen sus seguidores. A nivel de teatro siempre el estándar de calidad es mejor, las actuaciones son más convincentes e incluso conmovedoras y los textos siempre tienden a cumplir rituales que derivan entre la intelectualidad y el esoterismo.
Nada mal si tomamos en cuenta que todo parecido con la realidad es intencional y que en el universo de las parejas y del desencanto toda puesta en escena es válida.
Por mi parte...
Como dice mi nota para prensa rosa: “Le tomó unos segundos al público reaccionar y cuando lo hizo estuvo feliz de aplaudir de pie y ovacionar a los actores. A las salida los comentarios estaban cargados de ironía sobre el amor y sus terribles consecuencias”.
El público disfrutó del cocktail, a mi me dolió el estómago y me causó un malestar casi estético comprobar que la vida en pareja puede llegar a ser tan miserable...Un golpe bajo me pareció! Y se les agradece a los actores, especialmente a Manuel Calisto (tan graciosos y cínico ante todas las cosas) por una lección vital de lo que puede ser el amor.
Paulina Simon T.
Foto: Cortesía David Guzmán