Tuesday, February 06, 2007

Imperios perdidos


Ella se despertó y mientras se desperezaba entre las sábanas tibias me decía algo en voz muy baja, algo que no podía descifrar porque era una combinación sonora entre palabras y bostezos. Luego se detuvo en uno de sus giros, me miró atenta a los ojos y me dijo:

- Soñé que estaba sentada en la banca roja.

Me impresionó su comentario porque yo por mi parte había soñado las paredes vino tinto de mi habitación. Era uno de esos sueños a lo Julio Cortázar, es decir, el soñador soñado o algo por el estilo.
Yo despertaba en el sueño y veía las paredes rojas a mi alrededor, estaba en mi lado de la cama, cerca del velador y a lado de la puerta. Como sabía que no era posible, volvía a cerrar los ojos y los abría para despertar, pero volvía al mismo lugar.
Así sentía que se me pasaba la noche en el intento de despertar a tu lado en la cama, frente a nuestras paredes blanco hueso y ya no en mi lado favorito de la cama entre mis muros colorados, las repisas, las orquídeas de plástico y la soledad.

En otros tiempos nuestros imperios se parecían mucho a nuestras nostalgias de ahora, pero entonces no sabíamos que eran pequeños paraísos y los ignorábamos por completo.

Me dio las espaldas y apretó la almohada. Sentí que lloraba y no hice ningún esfuerzo por consolarla, sabía que cuando estuviera lista me lo contaría todo y lloraría con la intención de conmoverme, aunque me conoce mejor que eso.


- Hacía calor, me había puesto las sandalias, el vestido playero, salí a tomar sol con un libro en la mano y me senté en la banca roja. De repente el sueño era como una foto, una imagen colorida, nítida y detenida en el tiempo. En un fondo blanco, la banca roja, el césped crecido de un verde intenso y yo pálida reclinada sobre el rojo de madera repleta de astillas.

Volvió a llorar y yo me quedé en silencio contemplando cómo nuestras respectivas tristezas empezaban a llenar la cama como una sombra letal que nos obligaba a darnos las espaldas y continuar con nuestros sueños de paraísos de los que nos habían echado a patadas y sin poder mirarnos a los ojos.

P.

2 comments:

Desdelpupo said...
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Alabama Worley said...

Hola chicuela, te agrego iá a mis favoritos antes de que me olvide.
Besos.